sábado, 24 de diciembre de 2011

Amazonas sangra sangre negra de Texaco-Chevron



Amazonas sangra sangre negra de Texaco-Chevron


1) “Para ellos Ecuador fue un basurero”

2) El monstruo bicéfalo vs la lucha por el derecho básico


A pesar de todos los pronósticos, los pueblos indígenas ganaron el primer ´round´ contra Chevron-Texaco


Después de 17 años de lucha jurídica, los pueblos indígenas del oriente de Ecuador registraron el 12 de febrero de 2011 una gran victoria en contra las petroleras Chevron-Texaco, reporta Dick Emanuelsson en dos textos de la amazonía ecuatoriana.




POR DICK EMANUELSSON

LAGO AGRIO / AMAZONAS / Cuando ANTONY nació era sólo como un cascarón de huevo, delgadito y tan frágil, dice su tía y levanta los brazos del muchachito que sonríe alegre por tener una visita inesperada en su casa humilde. Los brazos del niño son deformados y sin fuerza. Las piernas son aún más deformadas y no le permitirán jugar ni desplazarse libremente por la vida.
Ántony, 10 años. Foto: Dick E. 
– Tiene que ser llevado en brazos ida y vuelta a la escuela, dice la tía y el niño mira con ojos de expresión tan triste como si quisiera afirmar, con su mirada dulce, de niño de 10 añitos las palabras de su tía.
Detrás de esa condena injusta existe un geno/ecocidio ejecutado por la transnacional Texaco-Chevron.
El papá de Antony trabajaba en uno de los pozos petroleros de la compañía, ubicado a unos cientos de metros alejado del barrio. Los niños jugaban en el pequeño río que corre arrastrando miseria detrás de la casa. El agua, como todo, fue contaminada tanto en el campo como en la selva y hasta en las mismas ciudades. Ello trajo consecuencias desastrosas para una gran cantidad de seres humanos, creo que serían incontables los Antony en este mundo globalizado donde el neoliberalismo fue el arma más brutal cuyo filo dio en las entrañas de los pueblos.
En casa vecina, la misma situación desgarra, repetida como si fuera una maldición que cayó de pronto para no irse jamás.
Otra niña con discapacidad severa está sentada en una silla de ruedas, se llama Luisa y la discapacidad también afectó su cerebro.


En toda el área donde habitan o mueren de a poco un centenar de familias, la tasa de enfermos de cáncer es impresionante.
– Mira, dice Donald Moncayo, mi guía en la selva y vocero de la Asamblea de Afectados y Afectadas por la Texaco, mientras pulsa un taladro similar al que los pescadores utilizan en los lagos de mi tierra, congelados, en invierno. Estamos encima una de las 950 piscinas de petróleo “purificadas” por Texaco.
Perfora con el taladro desde arriba y logra bajarlo a unos 30-40 centímetros a ras del suelo y recoge un bulto de tierra. Lo primero que llama la atención es el olor del petróleo o productos químicos. Y vemos las pequeñas partículas. Hace tres muestras similares a mayor profundidad y la profundidad da el mismo resultado, cada vez sale la punta del taladro, más oscura y maloliente.


El juez Zambrano.
EL 12 DE FEBRERO DE 2011 CAYÓ la sentencia como un balde de agua fría para el pulpo petrolero. Nicolas Zambrano, el juez en la provincia de Sucumbíos, vecino con Colombia, leyó la sentencia que decía que Texaco-Chevron tendrá que indemnizar a los demandantes en esta región de Ecuador. Y deberá hacerlo con una suma considerable; ocho millardos de dólares, por los daños causados durante los años 1974-1999 a los pueblos y a Pacha Mama, Madre Tierra. También fue sentenciado de pagar una suma adicional según la ley de la nueva constitución del medio ambiente.
– Ninguna indemnización puede recuperar las vidas perdidas o la naturaleza que la contaminación ha dañado tanto. Para ellos (Texaco-Chevron), Ecuador fue un basurero. Aquí botaban todo lo que para ellos resultaba desechable, el lugar se convirtió en un basurero. En esa época había leyes que prohibían contaminar el agua, pero ¡Carajo al Diablo! Aquí hicieron lo que les daba la maldita ganas.

Donald Moncayo, ante una "piscina" de residuos que dejó Texaco-Chevron
en tierra ecuatoriana. Foto: Dick E.
LO DICE DONALD MONCAYO de la Asamblea de Afectados y Afectadas por la Texaco con rabia pero con razón. El desastre humano y ecológico en esta parte de la Amazonía ecuatoriana es uno de los peores en la existencia de la explotación petrolera pero, para la inmensa mayoría de los pueblos en el mundo, uno de los más desconocidos.
Para hacer una comparación tomamos el desastre que causó el British Petroleum en el Golfo de México el 20 de abril de 2010 que tuvo grandes títulos en todos los medios de comunicación en el mundo. Pero era una décima parte del desastre ocasionado en la Amazonía ecuatoriana, en donde viven en su mayoría pueblos indígenas.
¿Y qué pueden hacer ellos, que en muchos casos son enfermos o han muerto en el proceso dilatorio contra una empresa que tiene un volumen económico mucho más grande que muchos países del tercer mundo y cuya vocería es llevada por un regimiento de abogados expertos en como enterrar demandas de indemnización?
– Fuimos considerados por una empresa racista como indios brutos que no pueden leer o comprender, como si no tuviéramos sentido común.
Durante tres días, con Donald, recorrimos comunidades indígenas, “piscinas” invisibles y visibles en la selva, conversando con las víctimas y observando el daño que un sistema económico salvaje puede causar a la naturaleza y a la humanidad. En Wall Street no hiede o pega la masa negra que los gerentes enterraron en un país conocido por sus indígenas “exóticos” o los monos en la selva o los cocodrilos. La realidad es otra para millones de ecuatorianos que no sobreviven si el agua se ha contaminado.

NINGUNA DE ESAS “PISCINAS” PETROLERAS se mantiene cerrada. Y Texaco sólo ha informado sobre la existencia de la mitad de los 956 encontrados. Y prueba de eso nos da 7-8 kilómetros adentro de la selva cuando nos topamos con una mujer fuerte de aproximadamente 35 años. Es indígena del pueblo Kichwa. En la mano tiene un machete con el que abre la trocha y en los pies botas de caucho hasta las rodillas. En su hombro izquierdo su sobrino de un año, amarrado en una tela que lo sostiene. Pequeñas perlas de sudor salen de su frente mientras nos observa con una expresión de su rostro donde falta el brillo de sus ojos negros y los cachetes atraparon las manchas de los rayos solares como si quisieran tenerlas de recuerdo para siempre…
Alrededor cantan los pájaros y los sapos atrapan insectos seguramente tan contaminados como ellos. En esta zona no se hacen poster ni postales, a nadie se le ocurriría atrapar al espanto y dejarlo como testimonio para un mañana si es que llega.

Aguinda con su sobrino y machete.
AGUINDA AGUINDA LYDIA ALEXANDRA es hija de María Aguinda que no sabe español sino que habla sólo el idioma kichwa. Ella no tuvo prejuicios, mucho menos miedo ante el poderío del gigante petrolero cuando instaló su lubricada maquinaria de manipulación y lobby político. María fue la primera persona que demandó a Texaco hace 18 años y se convirtió en símbolo de la lucha que ahí comenzó. Lucha que arrastraba el deseo de dignidad y derecho.
Aguinda levanta su machete cortando un pedazo de maleza, luego de tres machetazos más comercian a salir pequeñas gotas de petróleo que buscan su cauce natural en un pequeño canal que las arrastraría hacia el río pequeño, fuente de vida durante miles de años para ese pueblo Kichwa y donde en la actualidad viven unas 400 personas.
– Nosotros hemos nacido y vivido acá durante muchos años con nuestros abuelos. Ellos murieron aquí, luchando la vida.
– Antes que llegara Texaco todo era limpio, el agua cristalina y el aire era puro. La vida era bien sana. Vivíamos nosotros como nativos aquí en la Amazonía, andando descalzos y ahorita no podemos andar como nuestras costumbres y nuestros abuelos nos han enseñado a andar descalzos, tomar aguas de estos ríos porque todo ahorita está contaminado, no tenemos nada de tomar o donde bañar. Para ir unos kilómetros a trabajar nos toca poner botas.
Cuenta que los niños y los bebes han sido duramente afectados por la contaminación. Enferman, les da sarpullidos, diarreas, vómitos, tos mientras a los adultos les da dolor de cabeza, dolor en los huesos, dolor en el alma que se va partiendo de a poco.
– Todas esas enfermedades nos dejaron anteriormente, estamos sufriendo bastante, dice Aguinda y con el machete indica la ruta hacia otra piscina detrás de una loma.


Con un guante plástico, Donald, pasó la mano sobre la superficie de la laguna y la levanta. Sala llena de una masa negra que es el petróleo. Yo pierdo el equilibrio y cuando, para recuperarlo, agarro una rama del árbol, la mano queda también pegajosa y negra por la misma masa de petróleo. Los zapatos se manchan de ese mismo humor viscoso. Cuando regresé al hotel debí botar esa ropa ya que no sería posible recuperarla.

LLUVE COPIOSAMENTE AL OTRO DÍA cuando viajamos al pueblo Sekoya, comunidad indígena que se supone que alguna vez estuvo compuesta por 20 mil personas. El genocidio español la redujo a 400 en todo el Ecuador.
Elias Piauajes es otro de los demandantes. Lleva una túnica de color rosa y un gran collar labrado en madera cuando nos recibe. En su cabeza luce la corona tradicional que usa su pueblo.
Cincuenta metros detrás de nosotros corre el río que parece querer contarnos de las operaciones de Texaco. No hay un solo pez, recién en el mes de febrero el Boca Chico nada contra la corriente para desovar, el resto del año el río sigue vacío, sin su carga que sería el alimento primordial de ese pueblo Sekoya, junto a los productos de la caza.
En la aldea solo quedan 47 familias y unos días antes de la llegada nuestra, falleció uno de los demandantes contra Texaco-Chevron. Una mujer que Donald quiere que le entreviste, pero lo rechaza por vergüenza de contarme que padece de cáncer de ovarios.
– Hemos perdido muchos jóvenes en la edad de 20 años. Pero no sólo vidas están en peligro, sino toda nuestra existencia como sekoyas. Lo que está en juego es nuestra cultura, la historia y ritos, subraya Elias Piauajes, preocupado.

Elias Piauajes. Foto: Dick E.

Los diferentes gobiernos en la capital han abandonado paulatinamente a los pueblos originarios a su propia suerte. O, como el caso de la Amazonía ecuatoriana, en las manos de la empresa transnacional Texaco-Chevron.
– Todos los gobiernos en Ecuador han negado a los pueblos indígenas sus derechos. La nueva constitución para la cual el presidente Correa luchaba, nos da más derechos pero hasta ahora no hemos sentido que nos haya cambiado la vida, resume Piauajes.

MATILDE PAYAUAJE ES INDÍGENA SEKOYA y tiene 93 años. A pesar a su edad tiene una lucidez increíble, su hijo Simón oficia de traductor entre ella y yo.
Matilde Payauaje. Foto: D.E.
– ¡Que tristeza! dice con lágrimas en sus ojos, que Texaco ha llevado tantos de nuestros Sekoyas a la tumba para recoger lo que ellos llaman su “oro negro”. Nuestro río con el hoy irónico nombre Aguarico, ya está muerto. Nada de pescado, sólo viene en lata, atún y arroz.
El hijo Simón Payauaje trabajaba para Texaco durante 13 años, pero en el país vecino, Colombia. Dice que Texaco, tanto en Colombia como en Ecuador, solo bombeaba y sacaba la “nata”, es decir la casi pura gasolina, que se encuentra casi a ras de superficie del pozo petrolero, por lo cual es mucho más barato y fácil de extraer.
–El resto, como gas y crudo pesado, que requiere más procesamiento y mayores costos de refinación, lo dejaron detrás, constituyendo un acto degradante además de la devastación ambiental.
Así, con esa insensibilidad incomprensible, priorizando el dinero a la vida y a la naturaleza, el continente americano fue víctima de actos indignantes. Como excusa han utilizado el argumento de la civilización, el avance tecnológico, los adelantos. La verdad subyace en cada río, en cada montaña, en cada rincón de la selva que al paso que vamos, irá muriendo de a poco…
Dick Emanuelsson
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La sentencia a Chevron-Texaco y las manipulaciones y juego para evitarla

El monstruo bicéfalo vs la lucha por el derecho básico

 

Por Dick Emanuelsson

La transnacional Texaco-Chevron no solamente posee de un capital gigantesco. También ejerce poder sobre jueces y políticos que se ponen al servicio de la empresa. Pero no todo va en un carril recto. Esta es la historia de intrigas, manipulaciones y otra derrota.


El juez Zambrano sentenció también a Texaco a pedir perdón a las víctimas por el crimen cometido y si no lo hace, la indemnización será duplicada.
Para llegar a la sentencia con todos los elementos necesarios, Zambrano la basaba en nada menos que 106 investigaciones, varias de ellas elaboradas por gente del mismo Texaco que tuvo que reconocer que sí, la empresa había contaminado tanto el ser humano como a la naturaleza.
– La empresa ha intentado con todos los medios de manipular y desacreditar la sentencia para transformar realidades, sostiene Donald Moncayo, de la Asamblea de Afectados y Afectadas por la Texaco.

Lewis Kaplan.
EL 8 DE MARZO, UN POCO MÁS de tres semanas después de la histórica sentencia en Sucumbíos, el Pro-Texaco periódico (¿creado por ellos?) The Amazon Post, informó [1] que el juez federal estadounidense Lewis Kaplan en una sentencia transitoria había revocado la sentencia de Zambrano, una decisión que todo Ecuador interpretó como una humillante bofetada, no solamente contra las víctimas de Texaco sino contra la soberanía nacional y jurídica de Ecuador.
¿Cómo es posible, que Kaplan sólo necesitaba 24 días para tomar la decisión cuando el juicio contra Texaco ha demorado 17 años y necesitó de 106 gigantescas investigaciones?
Kaplan no niega que Texaco ha contaminado, pero cuestiona puntos que para un no jurista parece contradictorio. Como por ejemplo el hecho de que los demandantes en la década de ´90 querían ejecutar el proceso judicial contra Texaco en territorio estadounidense y no en Ecuador. La empresa estadounidense Texaco-Chevron tenía una opinión contraria y como el poder judicial en esa época era totalmente corrupto, pues la opinión de esta empresa transnacional pesaba mucho más que los indígenas en la selva.


EN ESA ÉPOCA LOS INTEGRANTES de la Corte Suprema de Justicia, garantes del poder oligárquico, fueron elegidos cada seis años por el también totalmente corrupto Congreso Nacional.
Uno tras uno, los regímenes y presidentes corruptos fueron tumbados por la tormenta popular y de repente llegó un hombre de nombre Rafael Correa que ganó la presidencia derrotando al hombre más adinerado de Ecuador, Álvaro Noboa, o el “Rey de Banana”, como también lo llamaban.
Correa se tomó el atrevimiento de disolver el foro de los corruptos. Texaco comenzó a temblar ya que controlaba, con sus billetes verdes, tanto el Congreso como el Poder Judicial.
En el mes de mayo de 2011, Correa convocó a un referéndum para reformar varios artículos de la constitución, entre ellos los que comprometían a la Corte Suprema de Justicia. Esta Corte tiene facultad de designar jueces locales y regionales.
Hoy Texaco se arrepiente profundamente de no haber aceptado la propuesta de los demandantes de hacer el juicio en estados Unidos. Es ahí donde el juez federal salió a la defensa de la empresa para impedir cualquier decisión de Zambrano de poner en embargo todas las cuentas o propiedad de Texaco en todo el mundo, si la empresa no desembolsa la sentencia de la indemnización, como si este juez gringo y prepotente fuera un juez supranacional.
Los abogados y los manipuladores de la empresa, respaldados por los medios masivos de comunicación, dicen que la sentencia significa la muerte para la empresa. ¿Pero quién había esperado otra declaración?

Fander Falconí Benítez
UNA PERSONA QUE NO ACEPTA esa argumentación es el ex ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador (hasta 2009) y uno de los arquitectos detrás la “Revolución Ciudadana” de Rafael Correa, Fander Falconí Benítez. En una entrevista a este reportero dice que la apelación y la sentencia de Kaplan es un abuso.
– Ya que el Poder Judicial es independiente en relación al Poder Ejecutivo y el Poder legislativo.
Sostiene que Ecuador es una republica democrática que basa sus decisiones en la constitución. Por eso ha sido totalmente legal el proceso judicial en Ecuador (en contra de Texaco-Chevron).
Falconí considera que la empresa ha intentado desacreditar al Poder Judicial en Ecuador y así hay que ver la actuación del juez federal estadounidense. Por eso el caso contra Texaco-Chevron es tan importante ya que da señales a otras empresas transnacionales sobre cual podría ser su suerte si contamina el suelo ecuatoriano.
Aunque sabemos que en la política y en la justicia puede suceder lo más inesperado.

La explotación petrolera en Amazonas. Foto: Dick E.

EL 20 DE SEPTIEMBRE la Corte Federal de Apelaciones de Nueva York puso fin a las intrigas del Juez Lewis Kaplan, en favor de Chevron-Texaco. La Corte Federal anuló la orden de Kaplan que prohibía a Ecuador cobrar a Chevron, en cualquier parte del mundo, la indemnización por contaminar parte de la región amazónica.
Pablo Fajardo.
“Ahora podemos afirmar que el crimen ambiental cometido por Chevron es real, las Cortes de Justicia de Ecuador y de Estados Unidos nos están dando la razón”, señaló Pablo Fajardo, abogado de los demandantes de la Amazonía ecuatoriana.
La resolución de los jueces también bloqueaba el proceso que se iba a llevar en contra del sistema judicial ecuatoriano, sobre la acusación de Kaplan de que la justicia en el Ecuador no servía. De ese modo Chevron-Texaco se queda sin el blindaje y la cortina de humo que había lanzado, primero para evitar pagar por sus daños y segundo para distraer la atención mundial del real proceso que es la contaminación. Por eso, argumentaba fallos en la justicia o la falsedad de decir que los abogados y afectados se asociaron para delinquir e enriquecerse ilícitamente, resumía la Asamblea de Afectados por Texaco en un comunicado de prensa.

Thomas P. DiNapoli.
ESTE PROCESO Y GENOCIDIO en Ecuador no termina en ese país latinoamericano. Thomas P. DiNapoli es contralor y fideicomisario de los 146.9 billones de dólares de Fondo de Retiro Común del Estado de Nueva York, el cual beneficia a mas de 1 millón de trabajadores públicos, retirados y sus beneficiarios. El fondo tiene invertido $780 millones de dólares en acciones de Chevron, relataba DiNapoli en una crónica (http://www.texacotoxico.org/node/357) del portal digital Frente de Defensa de la Amazonía:
“A pesar de que Ecuador se encuentra casi a 3.000 millas de distancia de Nueva York, el resultado final de este proceso podría tener un impacto en el fondo de pensiones del Estado de Nueva York. Como contralor, sirvo como administrador de 146.9 billones de dólares del Fondo Común de Retiro de Nueva York, el cual tiene casi 780 millones de dólares en acciones de Chevron. El fondo se beneficia cuando las empresas de su portafolio de acciones se mantienen rentables, aplicando políticas empresariales responsables y sostenibles en las comunidades en las que operan. Chevron no es la excepción.
Es decir, Texaco-Chevron no solamente juega con cuotas muy altas y con las vidas y la naturaleza de la amazonía ecuatoriana, sino con las pensiones de los trabajadores estadounidenses.
No obstante, unos indígenas y compatriotas tercos no se han rendido, pese al Gigante que tienen como enemigo y que es uno de los más duros de este planeta. Lo mejor que podemos hacer para ayudarles es hablar y debatir sobre el caso. Hasta ahora el Terrorismo Mediático le ha servido muy bien al Patrón.


ANTECEDENTES:
·         Las reservas petroleras de Ecuador se calculan a seis mil millones de barriles.
·         Anualmente sacan 200 millones de barriles lo que significa una reserva para 30 años.
·         Se calcula que Texaco ha sacado tres mil millones de barriles en la amazonía ecuatoriana en los años 1974-1990.
·         Se calcula un registro de 956 ”piscinas” para almacenamiento de crudo quemado que la empresa sacó con auyda de agua “deformada” que permanentemente escapa a la naturaleza.
·         Texaco quemó indiscriminadamente residuos de petróleo sin refinarlo primero.

Dick Emanuelsson